La clase y sofisticación que se tenía en los años 20 y 30 alargándonos hasta los 50 es lo que puede palparse en la fotografía de moda de aquellas épocas. Todo ello, junto con un dominio de la luz espectacular e impecable.
Fue Louise Dahl-Wolfe la que comenzó con la llamada fotografía de moda medioambiental, es decir, que situaba a sus modelos en lugares abiertos. Sus sesiones más conocidas fueron hechas en América del Sur y África.
En muchas de sus fotografías destacan elegantes decorados tras las modelos, fruto de su marido el escultor Meyer Wolfe.
Y aquí entra en juego, la interacción entre las artes y la importancia también que tiene poder conocer a artistas de otras disciplinas para conseguir binomios interesantes y enriquecedores.
Como último apunte, comentar que le interesaban más los retratos de sociedad que su trabajo en moda.
Rehusó exponer o reeditar sus fotografías en numerosas ocasiones, rechazando ofertas lucrativas y poniendo en voz a declaraciones tan controvertidas como:
"La fotografía no es un arte"
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